Page 214 - BUAP - Facultad de Medicina - Epidemiología Aplicada al proceso Salud-Enfermedad
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“…concebirás y parirás un hijo. Ahora, pues, no bebas vino, ni sidra, ni
comas cosa inmunda”. 2
En el Medioevo, frecuentaba la creencia de que los defectos congéni-
tos eran resultado del apareamiento de seres humanos con animales
domésticos o salvajes, demonios, brujas y otros elementos malignos.
Una teoría que ha persistido a lo largo de la historia es la de que impre-
siones maternas tienen efectos sobre la formación y desarrollo del niño.
Las estrategias para conocer las frecuencias de los defectos congénitos y
así detectar precozmente la introducción en el medio de algún teratógeno,
tienen una historia relativamente reciente. Hace 60 años no se conocía casi
nada acerca de la epidemiología de los defectos congénitos. Hasta los años
40 del siglo XX predominaba la creencia de que los embriones humanos
eran protegidos de agentes medioambientales por las membranas fetales
que le brindan soporte durante el desarrollo intrauterino.
Hale, en 1933 observó y documentó que las crías de cerdas sin vitami-
na A nacían sin ojos y concluyó que este déficit podía perturbar los facto-
res que controlan el desarrollo ocular. En 1941 durante una epidemia de
rubéola, Gregg observó que los embriones expuestos al virus tenían DC
como: cataratas, defectos cardíacos, sordera y retraso mental. 3
Estas asociaciones llevaron a reflexionar sobre el papel de los factores
ambientales en la causalidad de los DC. El ejemplo más demoledor fue
protagonizado en 1960 por la talidomida, sedante suave, que provocó
una epidemia de focomelia, un tipo de anomalía en las extremidades, es-
to fue descubierto por Lenz, un pediatra alemán, quien ante la elevada
incidencia de ese defecto en hijos de madres que habían consumido tali-
domida durante el primer trimestre del embarazo, envió una carta al di-
rector de la prestigiosa publicación Lancet, donde asociaba la ingestión
de este fármaco a la aparición de dichos defectos congénitos. 4
Después ser prohibida y retirada del mercado en 1962, las consecuen-
cias del uso de la talidomida fueron más de 10 000 casos de malforma-
dos, de los cuales falleció aproximadamente el 15%.
En la actualidad se ensaya su uso en varios síntomas y enfermedades,
buscando una respuesta conclusiva que evidencie la utilidad por encima
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